“APRENDAMOS Y ENSEÑEMOS A SABER PERDER”
Esta sociedad en la que vivimos ¿nos enseña a perder? no. La verdad es que tampoco nos ha enseñado bien a ganar, y saber ganar es un conocimiento muy importante, el aprender a triunfar te ayudará a saber asimilar cuando perdemos y a la inversa. En muchos momentos vemos a personas muy confundidas creyendo que el éxito era un lugar que habían conquistado, algo tan sólido y tan suyo como si se hubieran comprado un chalet en la sierra; y cuando se acabó, se quedaron desconsoladas y descolocadas.
Cuando digo que no nos han enseñado a perder, me refiero a que el fracaso, es una realidad esencial que el mundo se empeña en ocultar.
Nuestro modelo social, en cambio, ha decidido prescindir de esas reflexiones tan fastidiosas para centrarse en el brillo y el jolgorio. El malestar también forma parte de la existencia, igual que la alegría, pero se diría que el espejo colectivo en el que nos miramos no admite zonas de sombra, así que todos/as estamos demasiado empeñados/as en ser dichosos/as en sesión continua, ultra felices y mega divertidos/as a tiempo completo, como si eso fuera lo normal. Y no, no es normal ni tampoco posible, pero la consecuencia de esta mentira es que la gente no sabe qué hacer con el desasosiego cotidiano y, en cuanto se topa con una pequeña frustración, piensa que está deprimida. No, la depresión es otra cosa. Que los días chirríen un poco de cuando en cuando es inevitable, sano, hasta necesario.
Muchos/as jóvenes son líderes en potencia y les gusta decidir, sino consiguen lo que quieren, no dudan en mostrar su desacuerdo de forma irrespetuosa y en ocasiones de forma agresiva. Esto se potencia más cuando se pone en común entre sus grupos de iguales, donde si sospechan que va a perder, prefieren ni siquiera jugar o se enfadan.
– No le des siempre todo lo que pida
– Enséñale con tu ejemplo
- Enséñale a saber ganar
– Enséñale a saber perder
Finalizo con una reflexión, en las Olimpiadas de Río del año 2016, participaron 11.551 atletas y sólo un 10 % consiguió medalla. Ahora piensen en los y las miles de participantes que perdieron. Piensen, sobre todo, en los/as que quedaron en los cuartos puestos, tal vez a una milésima de segundo de alcanzar el bronce. Nadie se acordará de ellos/as. No constarán en los anales de la historia, pero si se enfrentarán a lo más difícil que es SABER PERDER.
Por: Miguel Ángel Martínez Caballero
Equipo Técnico Proyecto Hombre Córdoba